El momento de quitar el chupete, es algo que genera mucha preocupación a los padres. Es conveniente que no os agobiéis, ya que transmitiréis esa ansiedad al niño y éste se aferrará más a él; con lo cual, lo único que se conseguirá será un retroceso a la hora de conseguir el objetivo propuesto.
Mirad, el bebé empieza ya a chuparse el dedo estando en el vientre de la madre, es un acto reflejo mediante el cual, se va preparando para alimentarse después de nacer. Posteriormente, cuando nazca, el succionar se convierte en un acto que le proporciona relajación y placer, le ayuda a conciliar el sueño, a la vez que le consuela en momentos de temor o ansiedad, en la oscuridad o en períodos en los que se separa de su madre. En fin, en estos momentos la succión actúa como un sedante para él.
Esta succión la realizará a través del chupete o del dedo y perdurará a lo largo de los dos primeros años de vida, que es el período que dura la “fase oral” del niño; fase en la que gira todo su mundo afectivo. Es mucho mejor que el niño utilice el chupete en esta fase, antes que el dedo, ya que éste puede ocasionarle mayores problemas en la boca.
A lo largo de estos dos años, si la evolución y el desarrollo afectivo y emocional del niño están siendo correctos, tenderá a abandonar esta fase oral paulatinamente, así como la utilización del chupete. Lo utilizará en momentos concretos, como por ejemplo para ir a dormir, expulsándolo cuando ya esté dormido, o en alguna otra ocasión puntual de desasosiego.
Poco a poco serán menos las ocasiones en las que el niño necesitará de él, y los padres pueden ayudar a que esta progresión, a la hora de decir adiós al chupete, sea la correcta. Así pues en estos momentos puntuales en los que el niño tiende a utilizarlo, le podemos dar al niño un abrazo, dedicarle unas palabras de cariño, darle incluso un muñeco o un peluche, mediante el cual consiga calmarlo y relajarlo.
Del mismo modo, se irá reforzando con halagos cualquier avance del niño en este período: se le puede decir que se está convirtiendo en un niño muy mayor, le podemos poner una carita contenta, o contarle alguno de los cuentos que existen en el mercado, para ayudar en este proceso.
No es nada aconsejable que se fuerce al niño, ni se presione para que deje el chupete, ni, como he dicho al principio, os vea ansiosos por este tema, ya que posiblemente, abandonaría el chupete, pero se aferraría el dedo para tranquilizarse o consolarse en esos momentos de ansiedad, inseguridad o temor. Y erradicar el hábito de succionarse el dedo es algo más complejo.
Nunca pongáis algo amargo en el chupete o el dedo del niño, ni se lo vendéis con esparadrapo. Hay que conseguir estrategias alternativas al uso del chupete o la succión del dedo. Debéis proporcionarle herramientas para que calme esa ansiedad, temor o inseguridad que le llevan a la succión.
Deberéis pues, observar detenidamente en qué momentos el niño requiere de él, y tratar de intervenir adecuadamente enseñándole a calmarse con algún peluche, distrayéndole de la situación que le genere ansiedad, proporcionándole mucho cariño, abrazos, podemos relajarlos con música, algún masajito en la espalda que tanto les gusta, etc. Y sobre todo, alabándole sus logros. Nunca le riñáis ni castiguéis si no acaba de conseguir el objetivo propuesto, ya que esto le generaría más ansiedad, inseguridad, baja autoestima…
Un dato muy importante a la hora de iniciar este proceso, es tener en cuenta que no coincida con ningún período de cambio en el niño: inicio de escolarización, llegada de otro hermanito, cambios familiares de casa, separación de padres, enfermedades de algún ser querido… Ha de haber absoluta calma y normalidad en su día a día.
Durante este tiempo, debéis retirar el chupete del campo de visión del niño para que no lo tenga a mano, y sólo proporcionárselo en esos momentos de sueño, o de inquietud, los cuales, han de ir disminuyendo paulatinamente.
Una vez desaparezca por completo, no hay vuelta atrás; es decir, llegará un momento, en el que vosotros observéis que vuestro hijo está preparado y habrá algún desencadenante que propicie ese adiós al chupete. Una vez el chupete haya desaparecido del campo de visión del niño, no vuelve a aparecer por arte de magia. ¡Nunca! Es preferible que paséis dos o tres días, tranquilizando al niño, con las técnicas que he comentado anteriormente, hasta que se habitúe, antes que volver a sacar el chupete. Pensad, que volvérselo a dar sería un retroceso en este proceso y un perjuicio para el niño y su correcta evolución emocional; amén de los problemas que os podríais encontrar si alargáis esta fase, como son dificultades en el habla, malformación de dientes y paladar, etc.
Si estáis en este período, si ya lleváis un tiempo preparando a vuestro pequeño para la retirada del chupete, si ya lo veis maduro y preparado para ello, la Navidad es un buen momento para que suceda este desencadenante que os comentaba: visitar un belén y dejarle el chupete al niño Jesús; escribir la carta a los Reyes Magos y mandarle el chupete como señal de que se está haciendo mayor, etc. Alguna de estas acciones, os podrán ayudar a lograr el objetivo propuesto.
Y sobre todo, no olvidéis reforzar y halagar sus logros.
En fin, queridos papis, espero que este proceso os lo toméis con calma y serenidad, sin agobios y que os hayan podido servir de ayuda, estas pequeñas consideraciones.
Hasta pronto.
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