Hola amigos:
Seguro que muchos de vosotros habéis tenido que lidiar con esta batalla, la de los celos entre hermanos. Si acaba de nacer su hermano, puede suceder que el niño experimente celos porque se sienta destronado; si los hermanos ya son un poquito más mayores, pueden haber celos porque hay rivalidad entre ellos; si son más de dos hermanos, puede ser que el que está en el medio, sienta celos porque ni llega a hacer las cosas tan bien hechas como su hermano mayor, ni hace las gracias de su hermano pequeño. La cuestión es que los celos entre hermanos son algo normal y habitual en las familias.
Bajo mi opinión, y como siempre digo, el dialogo es tan importante… Es tan primordial que ante actitudes de celos de nuestros hijos, hablemos con ellos. En un lugar tranquilo, de forma sosegada, sin el nerviosismo y la precipitación que nos puede provocar solucionar una situación de celos incontrolados entre hermanos, nosotros, los padres, debemos hablar con nuestro hijo y debemos intentar saber cómo se encuentra, cómo se siente, qué motivo o situación le ha llevado a realizar una determinada actitud de celos. Sobre todo, debemos tranquilizarle, decirle que eso que está sintiendo es normal que lo sienta, pero a la vez, debéis hacerle ver y entender el por qué de su incorrecta actitud. Debéis proporcionarle las herramientas para que él sepa transmitir y gestionar sus emociones.
Sean los celos como sean y provengan por un motivo u otro, somos nosotros, los adultos, los que tenemos que ir con sumo cuidado para dar a cada uno de nuestros hijos su lugar e importancia en cada momento; haciéndole ver, que si en un situación determinada, uno de los hermanos tiene más protagonismo que otro, por alguna razón, no por eso, el niño en cuestión tiene menos importancia para nosotros; sino que debemos hacerle comprender que debe esperar a que pase ese momento. Y una vez pasada esa situación, sí, se le debe dedicar todo el tiempo y la atención prometida y además agradeciéndole y reconociéndole el que haya sabido esperar y comprender la situación.
No debemos atribuir cargas ni responsabilidades a los hermanos mayores, precisamente por eso, por ser los primogénitos; así como tampoco debemos eludir las responsabilidades de los pequeños, por el mismo motivo, por su condición de hermano pequeño y así, dotarle de unos privilegios que no le van a beneficiar. Y sumo cuidado, debemos tener con los hermanos que están en el medio, porque suelen pasar algo desapercibidos.
Como he dicho, suele ser común, que los padres se fijen en los extremos; es decir, en el mayor por su responsabilidad, por su buen hacer; en el pequeño por sus gracias, porque es el pequeñito y hay como un halo de protección sobre él. Pero sin embargo, el hermano mediano quede en un plano algo más relegado; parece que este hermano tenga que batirse entre ser responsable, hacerlo todo bien, ser gracioso… para, de esta forma, conseguir los elogios o atenciones de sus padres. Y en muchas ocasiones, cansados de tomar una u otra actitud y ver que no consiguen los resultados deseados, opten por la actitud totalmente opuesta, que no es otra que la de tener comportamientos inadecuados, para llamar la atención de sus padres.
Nuestros hijos, queridos amigos, van a ir probando y van a ir viendo qué actitud o comportamiento es el que les hace merecer más atención y dedicación de sus padres, independientemente sea la actitud correcta o no. Está en nuestra mano, amigos, el hacerles ver y comprender que para nosotros son todos iguales, los queremos a todos por igual y les dedicamos a todos la misma atención, evidentemente, dependiendo de las edades y necesidades de cada uno. Pero no debemos olvidar que toda esta complejidad de emociones, el niño no las entiende si no se las explicamos nosotros.
Sobre todo, comunicación, queridos amigos.
Espero y deseo que os pueda servir este artículo.
Hasta pronto.
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