Hola de nuevo:
Hoy quiero hablaros de un tema algo delicado y que a los padres, nos puede doler, pero que hemos de hacer cuando llega el momento oportuno. Y es: dejar volar a los hijos.
Voy a diferenciar aquí, dos formas de retener, o mejor dicho, de no dejar volar a los hijos:
Por un lado no es raro ver a hijos con cierta edad, 30, 40 o más años incluso, que todavía viven con sus padres, son dependientes de sus padres. Es como que no se han atrevido a emprender el vuelo por ellos mismos, a independizarse. Pero a la vez, los padres, tampoco les han facilitado el que lo hagan, porque han creado en sus hijos una dependencia de ellos; bien para no estar o sentirse solos, bien porque no los creen capaces de valerse por ellos mismos, porque no se les ha enseñado a ser independientes, a resolver sus propios problemas y a dejar que saquen y desarrollen ese potencial, que como en otro artículo comenté, todos llevamos dentro.
Esta actitud de mantienen ciertos padres, no ayuda en absoluto a los hijos, ya que se les está enviando un mensaje negativo, que no es otro que hacer creer a ese hijo que él no se sabe valer por él mismo y por eso, se ha de quedar siempre a la vera de los padres.
También es habitual en este tipo de padres, que hagan sentir en sus hijos un sentimiento de culpabilidad si estos alzan el vuelo. Es como que ya no van a estar pendiente de ellos si se van, e incluso, hay padres que somatizan enfermedades para que sus hijos nunca lleguen a marcharse de casa y así ellos no se queden solos, teniendo siempre ese cuidado y esa compañía del hijo. Craso error.
Por el bien de los hijos, no debemos permitir esta situación. Bajo ningún concepto, se ha de generar un sentimiento de culpabilidad en ellos, para nuestro propio beneficio, con el fin de no quedarnos solos. Estaremos consiguiendo con esta actitud egoísta, hijos dependientes de los padres, hijos que sufren e hijos que cuando nosotros no estemos, no van a encontrar sentido a la vida y no van a ser felices. ¿Es eso lo que queremos para nuestros hijos? Seguro que no.
Por otra parte están esos hijos, que sí que se han independizado de sus padres, pero sólo físicamente, no económicamente. Es decir, se han ido a vivir ellos solos, pero todavía siguen manteniéndolos los padres. ¿Qué independencia es esa? Y esos padres, por temor a que sufran sus hijos, por temor a que pasen estrecheces, penurias, van sufragando los gastos de esos hijos que, por gusto, por no estar bajo las directrices y normas que hay establecidas en casa de los padres, deciden “independizarse” (pero de qué modo)
Tampoco esta actitud por parte de los padres es la correcta (como tampoco es correcta la de los hijos; pero voy a valorar en este artículo la actitud de los padres), ya que también en este caso, no están ayudando a sus hijos a que sean independientes, a que se valgan por ellos mismos. Nunca, con esta actitud, les enseñaremos lo que cuesta vivir, salir adelante, solucionarse los problemas del día a día.
La mejor forma de querer a los hijos es enseñarles a ser independientes, dándoles las herramientas necesarias para que se valgan por ellos mismos; con educación, con formación, con una actitud positiva ante y hacia la vida. Debemos darles la oportunidad de que se equivoquen, que cometan errores y que luego remonten y aprendan de ellos. Esa es la mejor forma de querer y de enseñar a nuestros hijos; y a la vez, esa será nuestra gran satisfacción como padres, porque nuestro trabajo estará bien hecho. Así pues:
“Démosles el aprendizaje y dejémosles volar.
P.D: Os dejo una canción que me gusta mucho y hace referencia a este tema. Espero que os guste.
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