Es en el ámbito escolar donde, conn mucha frecuencia, saltan las primeras alertas de una mala pronunciación de los niños: dislalias, seseos, ceceos, ecolalias, tartamudez, retraso simple del lenguaje, exceso del babeo... En fin, muchos síntimas que detectados y trabajados a tiempo tienen una pronta recuperación y no conllevan mayor transcendencia en un futuro.
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