Hola amigos:
Hoy quiero hablaros del apego, que no es otra cosa que el vínculo afectivo que establece el niño con un número determinado y reducido de personas. Es algo innato en el bebé, mediante el cual, se busca seguridad, satisfacer unas necesidades fisiológicas como alimentación, higiene, sueño; pero también unas necesidades afectivas, que si no son satisfechas correctamente, pueden provocar en el niño unas carencias emocionales, de dificultad en la relación con los demás o incluso de aislamiento. Una adecuada relación y satisfacción de estas necesidades fisiológicas y afectivas, garantizará en el niño unos sentimientos de protección, seguridad y correcto desarrollo consigo mismo y con la relación hacia los demás.
Es a través del llanto, como el bebé muestra su necesidad de apego en los primeros meses de vida. Posteriormente, cuando el niño va creciendo y desarrollando otras capacidades y habilidades, irá dando muestras de su necesidad de atención y contacto con el adulto.
Pueden existir varias figuras de apego en la vida del niño, pero la figura más relevante para él, es la de la madre, por una cuestión biológica. Pensad que el niño ha estado nueve meses dentro de ella y desde ahí, dieron comienzo los primeros lazos de apego. No obstante, y como digo, pueden darse varias figuras de apego en la vida del niño, dependiendo de la relación que tenga el niño con las mismas y de cómo éstas, satisfagan sus necesidades fisiológicas y afectivas. Imaginad pues, la importancia que tiene este vínculo para el niño, para su correcto desarrollo futuro. Depende, en gran medida, de la relación que se establezca con los hijos en estas primeras etapas de la vida y de la satisfacción de sus necesidades, para que se convierta en un niño seguro, estable emocionalmente, asertivo, empático…
Es importante que no nos confundamos y pensemos que si no le damos al niño todo lo que reclama, estamos descuidándolo y no le aportamos la seguridad que necesita. ¡No!. No debemos caer en esta creencia, ni lo debemos sobreproteger, así como tampoco debemos satisfacer todas sus llamadas de atención. Simplemente se trata de satisfacerle las necesidades fisiológicas que le niño necesita, así como las afectivas, las de cariño, protección, seguridad; pero a la vez, ir formándolo desde una pauta correcta de aprendizaje para que se convierta en un niño capaz de desenvolverse correcta y paulatinamente en cada uno de los entornos y situaciones que se irá encontrando a lo largo de toda su vida.
De ahí, queridos padres, la suma importancia y relevancia de que estos lazos de apego que el niño va a demostrar con las figuras más relevantes de su vida, se desarrollen de forma correcta.
De igual modo, es primordial que la madre sepa discernir entre las necesidades que ella debe satisfacer en su hijo, pero a la vez, le satisfaga otro tipo de necesidades, como puede ser la de interactuar con otras personas, en otros ambientes y no establecer un vínculo tan fuerte entre madre-hijo que posteriormente dificulte el buen desarrollo y adaptación del niño en diferentes escenarios de su vida: guardería, relación con otros adultos, o con sus iguales… De la misma forma que ella, no debe volcar todos sus esfuerzos y sus energías en potenciar ese vínculo de apego con su hijo. También ella, debe saber diferenciar y tener amplitud de miras; ya que tampoco esto sería beneficioso para ella, y luego, ese apego desmesurado que ha forjado entre los dos, pueda acarrearle dificultades también a ella.
Pero si os parece, de este tipo de apego, de la madre hacia el hijo, lo comentamos en otra ocasión.
Hasta pronto, amigos.
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