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21.12.2015

EL CAMINO

Divagaciones Mias
EL CAMINO

Buenos días:

Nada queda ya para que nuestros retoños, inicien un nuevo curso. Unos, empezarán su andadura escolar; otros, subirán un grado más, pasando a una etapa superior dentro de ese largo trayecto de enseñanza-aprendizaje; y otros, estarán ya dando sus últimos pasos, con las zapatillas desgastadas y la mochila raída, pero cargada de saber, de multitud de vivencias,
experiencias, sentimientos, amistades, madurez, admiración y agradecimiento a todas aquellas personas, que hayan aportado, aunque pequeño, algún granito de arena, alguna piedrecilla que ocupase un lugar en esa cargada mochila.

¿Quién no ha tenido esa sensación, ese pensamiento, ese recuerdo y ese sentimiento de agradecimiento hacia sus padres, hacia sus abuelos, hacia algún maestro, por la labor que realizó en él? ¿Quién no ha conmemorado y agradecido, algún gesto, alguna frase que nos marcaría y reconduciría en un determinado momento de nuestra vida? ¿Quién no recuerda, con la sabiduría que proporciona la pátina del tiempo, momentos, vivencias, acciones, reacciones, percepciones, enseñanzas, aprendizajes, conversaciones…. En fin, un interminable bagaje de experiencias vividas que, sin saberlo, irían conformando y trazando nuestro camino a seguir?

Todas y cada una de esas piedrecillas de nuestra mochila, nos han ido configurando como personas; personas únicas y sin par, que hemos ido tomando los diferentes caminos, las a veces, angostas sendas, para andar por la maravillosa travesía de la vida.

Hoy, quiero compartir con vosotros un poema de Madre Teresa de Calcuta, que refleja perfectamente esta realidad.

Este poema lo utilicé hace tres años para dar la bienvenida a los padres de los niños que iba a tener conmigo, a lo largo de tres largos e intensos años de andadura. Este junio pasado, fueron estos mismos niños, los que en primera persona, recitaron dicho poema a los padres, abuelos y maestros que con ellos habíamos estado, agradeciendo el aporte que cada uno de ellos había hecho en ese equipaje, al indicarles los diferentes caminos a seguir y al enseñarles la mejor forma de ir dando un paso tras de otro. A partir de ahí, poco a poco, cada uno irá tomando las diferentes direcciones en su vida.

Aquí lo tenéis. Leedlo y recapacitad sobre él. Dice mucha verdad. A mi entender, dice toda la verdad. A partir de ahí, tenemos que procurar que las enseñanzas que aportemos en ese vuelo, en ese sueño y en esa vida, sean las más adecuadas para cada uno de nuestros retoños. Luego, que ellos elijan…

Enseñarás a volar,
pero no volarán tu vuelo.
Enseñarás a soñar,
pero no soñarán tu sueño.
Enseñarás a vivir,
pero no vivirán tu vida.
Sin embargo…
en cada vuelo,
en cada vida,
en cada sueño,
perdurará siempre la huella
del camino enseñado.

Hasta pronto.

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