Hola amigos:
Hoy, no puedo hablar de otra cosa que no sea de “El día después”
Ayer fueron elecciones y yo hoy he entrado en shock, y todavía estoy un poco aturdida. No reacciono. Pero he de volver en mí. Y es que por mucho que intente documentarme a través de los medios de comunicación, no alcanzo a saber qué partido ha ganado. La verdad sea dicha, yo, lo que se dice muy entendida en política no soy. ¿Para qué nos vamos a engañar? Eso sería faltar a la verdad y no puedo, ni debo, ni quiero. Recordad que soy maestra y debo dar ejemplo. Pero es que tan corta, tan corta, tampoco soy.... Y sin embargo, llevo una empanada mental de tres pares de narices… Dios mío, ¡han ganado todos! ¿Cómo puede ser eso? Todos, de una forma u otra, han conseguido la victoria. Pues yo, sinceramente, no sé a quién felicitar…¿eh? Y si los he de felicitar a todos, con mi modesto salario de maestra, no voy a tener suficiente para el sobre y el sello de cada uno de ellos; porque el papel, todavía lo puedo aprovechar de los cientos de papeletas que han sobrado en los colegios electorales, pero el sobre y el sello, multiplicado por tantos…, eso ya pica…!!. Madre mía, ¿y ahora qué hago?
Si los oyes hablar, ningún dirigente de los diferentes partidos políticos, acepta que los resultados les hayan sido desfavorables. Ninguno se pregunta si debería plantearse un cambio. Obvia decir, que ninguno de ellos se cuestiona que lo que han ofrecido en sus campañas políticas, o han dado en sus legislaturas, haya sido lo adecuado; o por el contrario, y a tenor de los resultados, no están ofertando ni ofreciendo lo que la sociedad necesita hoy en día, que no es otra cosa que seguridad, tranquilidad, empleo, sueldos dignos que permitan a las personas vivir sin morir en el intento; que les permitan pagar sus impuestos, evidentemente, pero que a la vez, puedan vivir dignamente, tener un trabajo con unas condiciones óptimas y un salario de acuerdo al esfuerzo y dedicación que han empleado. Los ciudadanos de a pie, necesitan saber que dentro de pocos meses podrán hacer frente a libros de texto nuevos para sus hijos, material escolar, uniformes, matrículas… Y esa seguridad, no la tienen tantas y tantas familias…
No queridos amigos, ninguno de ellos se cuestiona nada de todo esto, porque ellos no están viviendo esa realidad. Ellos no están ahogándose en el intento para poder sobrevivir… Ellos, simplemente, ¡han ganado! ¡todos han ganado! Todos ellos van a vivir holgadamente; unos más a plena luz y otros, un poco más en la sombra, pero todos ellos van a tener una vida tranquila, segura, resuelta. Ellos no apurarán hasta la última rodaja de mortadela de la nevera, ni aguantarán los zapatos raidos de sus hijos hasta que empiece el siguiente mes, o casi mejor, hasta acabar la temporada, porque así, los que se compren, que sirvan para toda la temporada siguiente… No, ellos no tienen esos problemas, porque ¡han ganado!
¡Ya lo creo que han ganado! En calidad de vida, sobre todo.
Pese a todo ello, y como persona educada que me considero, solo me resta felicitar de forma general a todos y cada uno de los políticos ganadores, y ya más en particular, al ganador, sea quien sea, que todavía tengo mis dudas.
Y lo que sí, espero y deseo, es que al final de todo esto, los únicos ganadores sean nuestros hijos. Mi anhelo es que aquellos que se dicen ganadores, preparen un mundo mejor a nuestros hijos, que les ofrezcan un futuro más esperanzador que el que ahora tienen, que las universidades se llenen de estudiantes, pero que estos, al finalizar sus estudios encuentren un trabajo para el que han sido formados, y no tengan que emigrar como aves migratorias de otoño, a países en los que no tienen sus raíces, en los que no tienen a su familia, y en los que van a ser acogidos, sí, pero con condiciones, a veces muy, pero que muy cuestionables.
Mi esperanza y fe va en dirección a todos aquellos políticos que hoy dicen ser y se sienten ganadores, para que cuando estén ubicados en sus lujosos despachos, piensen detenida y exhaustivamente antes de volver a cambiarnos otra ley de educación; que no hablen tan a la ligera de fracaso escolar y que piensen, por qué ocurre este fracaso escolar. Digo yo, si será porque las familias no están implicándose lo que deberían, porque a la vez su situación profesional, económica o familiar no está nada segura, y les abruma y les puede toda esta situación… Digo yo, si será porque a la escuela se le está mareando como a una perdiz, con tanto cambio, con tanto papeleo, con tanta burocracia, a la vez que se le está dando unas atribuciones que no le corresponden, y esto hace que cada vez los docentes nos encontremos con más falta de tiempo para acometer nuestra verdadera labor, que no es otra que la de formar a nuestros alumnos. Digo yo si no será porque los alumnos que no quieren seguir sus estudios, no tienen un amplio y atrayente abanico de posibilidades a donde dirigirse en la Formación Profesional, que les pueda dar una alternativa a la Universidad. Pero digo yo, ¿eh…?
Bien, queridos amigos, siento haberme explayado en demasía, pero la ocasión lo requería. Había que felicitar a todos los políticos ganadores, esos hombres que nos van a dirigir los próximos cuatro años y de los que tenemos que tomar ejemplo…
¿Lo merecía o no lo merecía la ocasión?
Hasta mañana, amigos.
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