Hola amigos:
El tema de hoy, “el estrés en los niños”, puede estar relacionado con el artículo que os comentaba ayer; aunque también es cierto que se puede dar en cualquier período del curso escolar o de su vida familiar, social…
Las causas susceptibles de generar estrés en el niño, pueden ser de distinta índole. Podríamos hablar de niños que están estresados porque tienen muchas tareas, excesivas actividades extraescolares; situaciones escolares o familiares problemáticas, etc... Los motivos pueden ser muy variados; pero lo que sí es cierto es que hay algunos rasgos que caracterizan o que denotan un signo de alarma, que nos puede hacer pensar en que hay algo en la actitud de nuestro hijo que no está funcionando bien.
Fijaos, es habitual –por poneros un ejemplo- ver a niños que llevan un horario tremendamente completo y complejo, debido a la situación laboral de los padres; y ya desde primera hora de la mañana, llevan un verdadero trasiego de actividad: se les saca de casa bien temprano para llevarlos a casa de los abuelos, en donde allí, acabarán de dormir un poquito más para completar sus horas de sueño, antes de tener el despertar definitivo.
Posteriormente irán al colegio, lo recogerán, al mediodía, un abuelo o se quedará en el colegio a comer; por la tarde vuelta al cole y posiblemente, cuando salga, lo recoja otro abuelo u otra persona. Y de ahí, lo llevarán a alguna actividad extraescolar, para, volver luego a casa de los abuelos a esperar a que vengan sus papás a recogerle. Cuando llegan estos, de vuelta a su casa y a finalizar el día con las tareas que resten por hacer: deberes, ducha, cena... hasta que llega la hora de dormir y vuelta a empezar al día siguiente con el mismo ajetreo.
Realmente, puede ser estresante para un niño, tener una actividad tan frenética, un día tras otro y durante todo el año.
¿Y qué hacemos, si tenemos que trabajar? ¡Sí, es cierto! La situación no está muy boyante como para permitirse el lujo de dejarse un trabajo o acoplar nuestros horarios de acuerdo a los de nuestros hijos. Sin embargo, sí podemos barajar otras opciones que beneficien a nuestro hijo en el caso de que observásemos que el ritmo que lleva es algo excesivo, a la vez que su actitud o comportamiento no está siendo el correcto.
Sea cual fuere la causa, pero el caso es que vosotros observáis en vuestro hijo comportamientos no habituales en él como cambios de humor, mojar la cama, no dormir bien, tener pesadillas, chuparse el dedo o morderse las uñas, enroscarse el pelo, tics nerviosos, agredir a otras personas, etc. no lo dudéis ni un momento e intentar averiguar qué le está sucediendo.
Para tal fin, deberíais propiciar un momento tranquilo en el que sin forzar la situación, ni reprenderle por sus actitudes, intentaseis saber qué siente el niño, si está preocupado por algo, si tiene miedo de alguna situación… En definitiva, intentar encontrar la raíz del problema.
Una vez sepáis las causas que está generando en el niño el estrés, juntos, tendréis que buscar soluciones al problema; bien sea reduciendo su ritmo de actividades, aclarándole alguna situación familiar que el niño no tenga clara y le esté generando inseguridad, miedo, estrés, dedicándole más tiempo y calidad del mismo a vuestro hijo. En fin, ver a qué soluciones llegáis para que vuestro hijo esté más tranquilo y relajado y vayan desapareciendo esos estados o conductas inapropiadas provocadas por el estrés.
Bien, amigos, espero haberos podido orientar. Nos vemos mañana
0 comentarios