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21.12.2015

EL SECRETO

Divagaciones Mias
EL SECRETO

Hola amigos:

Os voy a confesar algo: ando un poco agobiada. Sí, sí, lo que os digo, agobiada; bastante agobiada, diría yo.

Os explico. Este fin de semana, salió un finde propiamente otoñal; de esos de quedarse en casa, tranquilita, leyendo un libro interesante. Rebusqué en mi librería a ver si encontraba algún libro de esos que aunque ya has leído, te apetece releer otra vez, y me di de bruces con “El secreto”; un libro que compré hará unos dos o tres años, aproximadamente, cuando todo el mundo hablaba de él, de sus beneficios, de cómo conseguir uno mismo lo que quiere. Posiblemente debía estar por aquella época, en una de esas etapas existenciales que pasa una de vez en cuando… En fin, que me acomodé en mi sofá y allá que me dispuse a releerlo.

¡Ay, ay, ay ¡ la que lió la Rhonda Byrne con el universo y las energías. Oye, que me estaba agobiando por momentos. Fijaos, que no recordaba que me hubiese agobiado tanto la primera vez que lo leí. Además recuerdo que lo leí con ansia, con esa ansia con la que te comes un paquete de patatas fritas cuando llegas a casa desmayada después de una jornada laboral intensa. Pues lo mismo, lo devoré en un día. Pero ahora, la lectura no me estaba siendo tan relajante, me estaba agobiando. ¡Puf! Hasta tuve que salir al balcón a tomar un poco de aire, y de paso, a observar el universo, por si acaso veía mis energías vagando por ahí como almas en pena…

Sí amigos, resulta que el secreto del éxito de cada uno, está en el universo. Uno mismo, según los pensamientos que genere desde eso que llevamos incorporado en la baca de nuestra cabeza, - y que no es otra cosa que la masa gris- emitimos y lanzamos, sin que nosotros seamos conscientes de ello, unas energías al universo, las cuales, pueden ser positivas o negativas, y las mismas energías que lanzamos como torpedos, nos vendrán de vuelta, como pelota que rebota en una pared. Así, que si pienso algo positivo, me vendrá algo positivo y si pienso algo negativo, me vendrá algo negativo…

Imaginad qué responsabilidad, qué agobio, el pensar que no puedo ni tan siquiera darme el pequeño gusto de estar un día depre, de esos que te apetece llorar a moco tendido, o ni tan siquiera, pensar en algo que lleve un “no” por delante; como por ejemplo: “No voy a cometer el mismo error” o “No voy a ser tonta”, porque resulta, que el universo, no reconoce el advervio “No” y se queda con la frase, sin el “No”. Con lo cual, lo que tú has mandado al universo, rebota con un “Voy a cometer el mismo error”, -y lo cometes- o “Voy a ser tonta” - y eres más tonta que Abundio-.

¿Es para agobiarse o no es para agobiarse? Tener que estar pensando continuamente en la forma en que planteas un pensamiento. Si ahora va y resulta que hasta la espontaneidad del pensamiento vamos a tener que coartar…

Llegados a este punto, una, que tiene sus estrategias, decide no emitir frases, ni tan siquiera con el pensamiento; simplemente, emitiré imágenes. Pensaré con imágenes, como las películas mudas…

¡Pues tampoco da resultado eso! Porque si emites una imagen, en la que te estás viendo que no llegas a fin de mes, el universo te devuelve “miseria y compañía”. Y tú piensas: pero si es la pura realidad, es que estoy agobiada porque queda una semana para acabar el mes y tengo calderilla en el bolsillo. Pues nada, que no hay manera, que el universo se encarga de hacerte un agujero –como el de ozono- en el bolsillo para que lo poco que tengas, se te escape y caigas casi en la indigencia. ¿Qué qué?

Para que os hagáis una idea, lo que el universo quiere, es que seamos positivos, que pensemos a lo grande, que tiremos la casa por la ventana. ¿Será por pedir? ¿Que te gustaría tener un coche? Pues imagínate teniendo el mejor deportivo; que el universo, ya se encargará de proporcionártelo. ¿Que quieres una casa o un chalet en la playa o en la montaña? Pues lo mismo, proyéctate en la playa, en una buena tumbona y con una estupenda caipiriña, que el universo ya trabajará él solito para concederte el deseo, cual Lámpara de Aladino.

Porque esa es otra, tú, no te debes de preocupar, de cómo, cuándo o de qué manera has de conseguir aquello que deseas, porque si te preocupas, ya estás emitiendo energías negativas al universo y eso revierte en ti, en negativo, con lo cual no se materializa tu deseo. ¡No, no! Tú tranquilo, sólo desea, imagina de lo bueno, lo mejor, que el universo se encargará de poner en tu camino, a la persona, la idea o la acción correcta para que tu sueño deje de ser un sueño y se convierta en realidad.

¡Es difícil, no creáis! Hay que cambiar el chip, cambiar tu estructura mental y empezar a pensar de otra forma que no sea la forma en que has pensado toda la vida. Porque yo, queridos amigos, que he sido educada para ser humilde, para ser agradecida, para no pedirle a la vida ningún exceso, ahora va y resulta que todo este tiempo lo he perdido, porque he estado atrayendo del universo, el ir al límite siempre, no nadar en la abundancia. ¿Que no tengo un piso en propiedad? Pues nada, lo tengo en alquiler. ¿Que no tengo un descapotable rojo? Pues nada, tengo un utilitario negro. Pues eso, negro; negro voy a tener mi porvenir si sigo siendo más sencilla que las amapolas…

Vaya por Dios, en el lío y el agobio en el que me he metido yo solita. Y todo porque hizo un fin de semana otoñal. Si es que donde esté el verano… No me vuelvo a pasar otro fin de semana tirada en el sofá leyendo un libro.

Bueno, rectifico, sí lo haré, que el otoño da para eso; pero elegiré otro tipo de lectura que no me agobie tanto…

Hasta pronto.

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