Los peques son esponjas que absorben todo, lo bueno y lo malo. Aunque evitemos hablar delante de ellos de ciertos temas delicados, para que no sufran, bastará una simple frase, una pequeña expresión o gesto por nuestra parte, para que ellos lo capten, dándole una interpretación que posiblemente esté desajustada de la realidad.
Así pues, para evitar males mayores, conviene que con un lenguaje apropiado a su edad, comuniquemos a nuestros hijos la información justa, pero a la vez necesaria, sobre la situación económica por la que atraviesa la familia.
Con sencillez, sin alarmismos y con unas pequeñas pautas de actuación podremos sacar aspectos positivos de una situación algo compleja. Y además, con nuestro ejemplo, les estaremos educando para saber desenvolverse el día de mañana.
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