En una sociedad donde llevamos un ritmo frenético, donde conciliar horarios laborales con los familiares es cada vez más difícil, no es de extrañar que sean pocas las ocasiones que toda la familia se reúne en torno a la mesa para comer juntos.
Son muchos los niños que se quedan a comer en el colegio y muchos los padres que tienen horarios difíciles de hacer coincidir con los hijos; pero aún así, se debe hacer un esfuerzo en sacarle tiempo a nuestro tiempo, para hacer posible esa coincidencia. Por un único bien: el bien de nuestro hijo.
El tiempo pasa rápido y los primeros años en la vida de nuestros hijos, son fundamentales para que adquieran la base de una buena educación y se vaya conformando su personalidad. Una educación que se adquiere sobre todo en la familia, con el ejemplo de los padres, y una personalidad que se irá modelando, además de por su propia carga genética, por las experiencias vividas en su entorno. Y no olvidemos nunca, que el entorno familiar es el más importante y relevante para nuestro hijos.
Como decía, muchos son los niños que comen en el comedor de los colegios, y aunque los monitores están muy pendientes de que coman todo y tengan buenos modales en la mesa, también es cierto que los chavales pueden adquirir hábitos incorrectos tanto a la hora de sentarse bien, coger los cubiertos o comer y beber de una forma adecuada. Así pues, debemos aprovechar estas comidas familiares, para corregir estos hábitos incorrectos en nuestros hijos y establecer buenas normas de educación en la mesa.
Otros beneficios que aporta el comer en familia, son los siguientes:
Fomenta la comunicación entre padres e hijos: en muchas ocasiones, los padres se quejan de que los hijos no les cuentan nada de lo que les pasa en el cole, de lo que sienten o lo que piensan. Esto, también es un hábito que se ha de trabajar con los hijos. Hay niños que lo cuentan todo, que no callan ni debajo del agua, pero otros, necesitarán que haya un momento y un entorno propicio que les dé paso a contar lo que han vivido a lo largo del día.
Ni que decir tiene, que en estas comidas familiares, la TV deberá estar apagada. No ha de haber nada que pueda interferir en la comunicación familiar; en este momento tan especial del día.
A la vez, los padres, también cuentan aspectos de su día a día. Lo que les ha ocurrido en el trabajo, con sus compañeros, etc. Es una muy buena ocasión para que los hijos aprendan de sus padres, no solo a saber comunicarse y expresar sus vivencias, sentimientos y preocupaciones, sino a saber cómo se desenvuelven en su quehacer diario y cómo solucionan sus problemas.
Esto puede dar pie a que los más pequeños, cuenten también sus preocupaciones o sus problemas con sus iguales y nosotros les podamos guiar para que aprendan a solucionar los mismos.
Debemos aprovechar estos momentos, para presentar a nuestros hijos una equilibrada y variada alimentación. En muchas ocasiones, las prisas, la comodidad y el querer evitar berrinches en los más pequeños, lleva a que su dieta esté muy restringida a cuatro comidas que al niño le gustan, y no propiciamos el que pruebe otros alimentos, sabores o texturas que son imprescindibles para una correcta alimentación.
Son espacios, a la vez, muy propicios para establecer y compartir tareas: poner y quitar la mesa, preparar la cena juntos o incluso ir a comprar lo necesario para la elaboración de la misma. Podemos aprovechar también, para enseñarles formas correctas de disposición de la mesa, cubiertos, vasos, servilletas. Un poquito de protocolo y saber estar, que tanto se agradece y es de admirar, sobre todo cuando se sale a comer fuera, en restaurantes, etc.
En definitiva, son muchos los beneficios que aporta el comer en familia, ya no solo el aprendizaje de normas de educación, fomento de la comunicación, hábitos saludables en la alimentación, aprendizaje de la resolución de conflictos, etc. En esos momentos de reunión entorno a la mesa, se fomentan muchos valores, como el respeto, la escucha, la paciencia,la empatía, el saber estar, el valor de la familia y el sentirse arropado, comprendido, valorado y protegido por ella. Como no, el respeto y el agradecimiento a los abuelos, si los tenemos en casa…
Mi consejo, queridos amigos, es que, a ser posible, al menos hagamos una comida al día toda la familia junta. Tened por seguro, que estos momentos, quedarán grabados en sus mentes para toda su vida.
Hasta pronto.
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