Buenos días:
Algunos padres sienten preocupación al ver que su hijo juega con muñecas, porque inmediatamente les lleva a pensar en las futuras inclinaciones sexuales de su hijo; amén que temen, por otra parte, que sea el hazmereir de amiguitos, compañeros o incluso de adultos.
Mirad, el juego en los niños es imprescindible, ya que con él, los pequeños están disfrutando, están desarrollando su imaginación, investigan, exploran, crean… Además con el juego están interpretando roles que observan a su alrededor. Nos imitan también a nosotros.
Si un niño independientemente de su sexo, juega con coches o motos, a médicos, peluqueros, investigadores, mecánicos, magos, princesas… ¿quiere decir esto, que el día de mañana vaya a ser algo de lo que ha jugado? Pues no, precisamente.
El niño, con el juego, está disfrutando, está simulando e imitando todo aquello que ve en su entorno, en su padres, en el día a día. Pero el juego, no le va a condicionar su vida futura. Su vida futura, al igual que su orientación sexual, lo condicionarán muchos otros aspectos, como el potencial que lleve dentro, su personalidad, las experiencias vividas… Y todo ello, interrelacionado entre sí, configurará su propia identidad, de forma individual y exclusiva.
El juego, pues, no debe ser discriminativo en cuanto a sexos. ¿Por qué una niña no va a poder jugar al fútbol o con coches? ¿Por qué un niño no va a poder jugar con muñecas? El tipo de juego que mantenga en su infancia, no es determinante de su posterior inclinación sexual; la cual, se desarrolla en etapas posteriores, más entrada la adolescencia.
Lo único que puede pasar cuando un niño esté jugando con muñecas es que, en un futuro, sea mejor padre. ¿Por qué? Porque ha desarrollado su parte más sensible, más paciente, más comprensiva… y sobre todo, está desarrollando su lado educador; un lado educador que en un futuro desarrollará con sus hijos.
Si nosotros, como padres, recriminamos o apartamos a nuestro hijo cuando está jugando con muñecas, carritos, cocinitas… le estamos mandando un mensaje negativo y contraproducente al niño. Ya que por un lado le estamos diciendo que eso está mal, y que a la vez, hay algo en él que también está mal. Así es que,¡cuidado, papis!
A los hijos hay que ofrecerles todo tipo de juegos, independientemente de si son niñas o niños. Ellos ya decidirán, jugarán y experimentarán con aquello que les atraiga más.
Y por último, debéis pensar que depende de la actitud abierta y respetuosa que ofrecen los padres frente a los juegos de sus hijos, para que estos crezcan emocionalmente sanos y seguros; para que se sientan válidos y respetados tanto por los demás como por ellos mismos, independientemente de cuál sea su posterior orientación sexual.
Hasta pronto.
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