Hola amigos:
Cada vez estamos viendo con mayor frecuencia cómo se separan las parejas, y cómo al cabo de un período de tiempo más o menos largo, esas dos personas, rehacen sus vidas por separado con nuevas parejas, y a la vez, con los hijos de la nueva relación si los hubiere.
No vamos a engañarnos y a decir que tal situación es totalmente normal y que a los niños no les supone ningún tipo de inconveniente ni problema el enfrentarse a todos y cada uno de estos cambios. Porque no es así. Los niños, como niños que son, tienden a formarse sus propias ideas y deducciones. Todavía no tienen la suficiente madurez como para asimilar una separación de sus padres, así como entrada en sus vidas de la nueva pareja de papá o mamá junto con los hijos de esta nueva persona.
Ellos pueden llegar a hacer mil y una conjeturas en sus mentes, si estas situaciones llegan a suceder. Si sus padres se separan pueden llegar a pensar que es por su culpa, porque en ocasiones se portan mal y sus papás discuten por su causa. Pueden pensar que sus padres ya no les van a querer o pueden llegar a deducir que al igual que mamá o papá ya no se quieren, y se separan, pueda llegar un día que tampoco los quieran a ellos, o los puedan abandonar, no cuidarlos, etc.
Es aquí, cuando nosotros como adultos que somos, debemos tener mucha paciencia, aplomo, comprensión, cariño, amor y mucho, mucho diálogo con los hijos cuando estas situaciones llegan a pasar.
En primer lugar, si ocurre una separación, los padres deben explicar a su hijo -de una forma que el niño pueda llegar a comprender, evitando por supuesto, dar todo lujo de detalles que no sean relevantes para el niño- que los papás, han decidido vivir por separado, porque ya no se quieren como al principio o han perdido la confianza el uno con el otro. Se puede hacer una similitud con los amiguitos, para que vuestro hijo lo comprenda.
Sobre todo, se ha de intentar por todos los medios que vuestro hijo tenga claro que él no es el responsable ni causante de esa separación, y que aunque papá y mamá no vivan juntos, los dos, lo quieren muchísimo y van a seguir queriéndolo y cuidándolo como siempre. Se le debe dejar claro al niño, cuál será su situación, con quién estará, cuándo, quién lo recogerá según qué días, dónde irá los fines de semana, dónde vivirán… Con esto, lo que hacemos es proporcionarle seguridad, ya que el niño sabe en todo momento qué va a suceder, con quién va a estar, dónde, etc.
Los padres deben evitar por todos los medios, que hayan enfrentamientos, discusiones entre ambos y por supuesto, nunca deben hablar mal a su hijo del otro cónyuge. Pensemos que lo que menos deseamos es que nuestro hijo sufra, y si le vamos creando mala sangre, mal sentimiento hacia el otro progenitor, nuestro hijo sufrirá, y mucho. Así pues, evitemos emitir juicios de valor despectivos hacia la otra persona.
De igual forma, cuando entran nuevas parejas en la vida de sus papás, se ha de tomar este tema con mucha calma, paciencia, amor, y vuelvo a decir lo mismo, con muchísima comunicación con los hijos. Le debemos proporcionar seguridad, certeza de que su situación, su posición en la familia, sus cuidados… no van a variar porque entren nuevas personas en sus vidas, ni se le va a dejar de querer, ni cuidar. Esta nueva persona que entra en la vida de todos, no sustituye a nadie, no es su padre ni su madre, porque ya los tienen.
Deberemos ir poco a poco, intentando crear situaciones que propicien el conocimiento entre todos, como pueden ser excursiones, ir al cine, alguna merienda, etc. No hay que imponer ni precipitar la situación. Debemos crear un clima en el que haya empatía entre todos y para ello, lo mejor -ya que nosotros conocemos a nuestros hijos-, es realizar alguna actividad que sepamos que a ellos les puede gustar. ¡¡Cuidado!! No hay que comprarlos; no nos confundamos. Simplemente generar buenos ambientes que propicien el conocimiento entre todos, con el fin de ir ganando confianza y seguridad.
Una vez estemos seguros de que hay buen entendimiento por parte de todos, buenas relaciones y se hayan adquirido ya los roles de cada uno, la situación iría mejorando y cabría la posibilidad de compartir más tiempo juntos con una convivencia en común, si así se decidiese.
Bien amigos, lo que quiero trasladaros, es que es muy importante una buena actitud, un buen diálogo entre vosotros y vuestros hijos, y muchísimo respeto entre todos, porque al fin y al cabo, está en juego la felicidad de todos y cada uno de los miembros de las nuevas familias.
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