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21.12.2015

PEDIR PERDÓN

Artículos
PEDIR PERDÓN

Buenos días:

Hoy quiero hablaros sobre la conveniencia de enseñar a vuestros hijos a que pidan perdón; pero a la vez, vosotros también debéis hacerlo si en alguna ocasión os habéis excedido con ellos o con alguna que otra persona de vuestro entorno y vuestro hijo lo ha presenciado.

Hemos dicho muchas veces y en diferentes artículos o tutoriales, que los padres somos verdadero ejemplo para los hijos. Lo que nosotros hagamos, ellos irán imitando más pronto o más tarde. De ahí la importancia de predicar con el ejemplo.

Ya en edades muy tempranas debemos inculcar a los niños, a que si han cometido alguna acción incorrecta, que haya podido molestar a alguien o haya podido causar algún que otro trastorno en algo, el niño ha de pedir disculpas; pero no unas disculpas “protocolarias” ,por llamarlas de alguna forma; es decir, por quedar bien. Digo “perdón” así, de pasada, como el que dice “Hola” y asunto resuelto. No. Esa no es forma de pedir perdón.

A los niños se les ha de enseñar el porqué de su acción incorrecta. Qué consecuencias ha podido tener la misma.

Debemos hacer que se ponga en el lugar de la persona a la que ha podido dañar, ofender o molestar. Debemos hacer que sienta empatía y que llegue a poder percibir el sentimiento de aquella persona con la que no ha tenido un comportamiento adecuado.

Sólo de esa forma, poniéndose en el lugar del otro, podrá llegar a comprender que su comportamiento no es correcto, y que debe pedir perdón. Pero “pedir perdón” no es lo mismo que “decir perdón”. Hay una gran diferencia. Es entonces cuando deberá preguntar a la persona a la que haya podido molestar. ¿Me perdonas, por favor? o “Siento mucho lo que he hecho, me puedes perdonar” o “No me he comportado correctamente, me gustaría que me perdonases. Te aseguro que no lo volveré hacer” o “Sé que te he hecho daño, comprendo cómo te sientes, me gustaría que me perdonases”. Esa es la verdadera forma de pedir perdón. Una forma que lleva explícita una toma de conciencia de lo que ha hecho mal y una predisposición a no volverlo a repetir.

Debemos enseñarles diferentes formas de disculparse y pedir perdón.

Este ejercicio, esta práctica de pedir perdón se ha de repetir las veces que sean necesarias hasta que el niño asimile este aprendizaje y él sólo llegue a realizarlo con plena conciencia de su incorrecto proceder y de su intencionalidad de modificarlo.

Esto, queridos padres, también se aprende y es nuestro deber, enseñarlo a nuestros hijos. Ellos, por sí solos, no lo van a captar, a entender ni por supuesto a realizar, si no se les explica todas las veces que sean necesarias.

De igual forma, nosotros, los padres, debemos hacer lo mismo, si en algún momento de nerviosismo, hemos perdido los papeles, el temple, y hemos obrado de forma incorrecta. Somos humanos y nos podemos equivocar; pero a la vez, y por esa misma condición, también sabemos y debemos rectificar. Es por eso, que debemos pedir perdón a nuestro hijo, a nuestra pareja, a nuestros padres… o a la persona que, en algún momento, por el motivo que sea, le hayamos podido ofender.

Aunque no lo creáis, ese será un aprendizaje que vuestro hijo grabará en su mente para siempre y así lo trasladará también a sus hijos.

Hasta pronto.

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