Con más frecuencia de la que cabría deear, se observan por parte de algunos padres actitudes violentas, peleas, insultos… hacia el árbitro, el entrenador, hacia algún otro niño también jugador, o incluso, peleas entre los mismos padres de los pequeños.
Es conveniente que analicemos qué puede llevar a un padre a comportarse de esta forma y recapacitemos sobre las consecuencias tan negativas que pueden conllevar para los hijos este tipo de actitudes.
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