Cada madre, con su forma de ser, de comportarse, de hablar... aporta unas vivencias a su hijo, unas sensaciones, emociones, que lo configurarán de una forma u otra de ser. Y además de darle una educación, también influirá en el desarrollo de su personalidad y lo convertirá en una persona más o menos íntegra.
Valoremos pues, cómo es esa relación madre-hijo, porque de ella depende mucho, cómo sea y cómo se desenvuelva nuestro hijo en el futuro más inmediato, pero también el día de mañana, en la edad adulta.
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