Buenos días:
Hoy quería hablaros de la importancia de la buena educación; y con ella me estoy refiriendo al saber estar y ser. Saber comportarse, saber hacer y decir, saber tratar a los demás empleando un lenguaje y una actitud correcta. Y esto, queridos seguidores, no lo da la preparación y formación académica o universitaria; esto no va en el título; como tampoco lo da una posición social determinada. No señores. ¡No! Esto, va en la educación. En la educación percibida y aprendida desde casa, amén de una buena actitud y predisposición para aprender y para esforzarse en eso, en saber “ Ser y Estar.
Últimamente me estoy dando cuenta, con el trato a muchas personas, que hay una carencia de lo que os estoy comentando. Evidentemente y gracias a Dios, no en todas; pero sí que podría decir que es una tendencia al alza. Me encuentro en muchas ocasiones, con personas que no saben atender, responder o dar una conclusión con verdadera educación. Es más, podría deciros que hasta personas que están ocupando cargos importantes y relevantes dentro de una empresa o un negocio, son totalmente negados en habilidades sociales, dentro de las cuales está, como os comentaba, la buena educación, que no es otra cosa que decir, hablar, comportarse, actuar, con unas pautas y normas correctas.
¿Quién de vosotros en algún momento de sus vidas ha entrado a un establecimiento, sea el que sea, y de la índole que sea, y ha sido atendido por cualquier persona, con total acritud, indiferencia, parquedad o incluso prepotencia…? ¿Lo habéis vivido y experimentado alguna que otra vez? ¿Cómo os habéis sentido? ¿Qué habéis pensado? ¿Qué le hubierais dicho a la persona en cuestión, la cual no ha tenido esa delicadeza en el trato, esa buena y exquisita educación, que permite que aunque la respuesta o lo que andabais buscando o preguntado no obtuviese un resultado positivo, os quedaseis con la grata sensación de que esa persona os ha tratado y se ha dirigido a vosotros de forma exquisita, educada?
Pero si solo es cuestión de actitud, de cambiar la expresión de la cara, la entonación de la voz, y responder lo que se tenga que responder, pero con educación: “Mire, lo siento, en este momento no me interesa lo que me está ofreciendo o no tengo lo que me pide, pero me quedo con su tf. y si necesito o recibo (por poner un ejemplo ) lo que me está ofreciendo o lo que usted quiere, le llamo…”. No quedará mucho más educado, más correcto y hará sentir mejor a las dos partes esta forma de responder y salvar una situación, que no ésta otra: “No, no quiero nada. No me interesa…” “No, eso no lo tenemos…”.
Pues ahí está a diferencia: en la educación.
Mirad, amigos, no sé qué está pasando en la sociedad. No sé si los ánimos están muy alterados, si la gente está desanimada, hastiada por todo lo que está ocurriendo, por todo lo que está pasando en la actualidad… En fin, sea lo que fuere, no nos podemos escudar ni excusar con “todo ello”; porque no podemos perder lo único que nos puede salvar precisamente, de “todo ello”, que no es otra cosa que “La Educación”.
Así es que papis que estáis ahora educando a vuestros hijos, jóvenes que podáis leer esto, personas todas que estéis interesadas en saber, en crecer y en mejorar: hagamos todos un gran esfuerzo por inculcar a los hijos, a los jóvenes y por ser, nosotros también, por supuesto, -por aquello de predicar y enseñar con el ejemplo- personas educadas; personas que sepan “Ser y Estar”.
Hasta pronto.
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